La paraestatal Agua y Drenaje de Monterrey enfrenta una crisis desafiante en Nuevo León debido al progresivo deterioro de la tubería de suministro y las crecientes fugas de agua. Según cifras oficiales, el 17% del agua potable en el estado se pierde en fugas, lo que equivale a casi 3,000 litros por segundo.
Esta situación ha llevado a la paraestatal a mantener un rezago permanente de hasta el 20% en la atención de dichas fugas, ya que el año pasado solo logró dar servicio al 80% de las incidencias denunciadas por los usuarios.
A pesar de los esfuerzos de Agua y Drenaje, que adquirió unidades para detectar fugas y un dron para encontrar flujos invariables, la tarea sigue siendo desafiante.
El propio Gobierno de Nuevo León reconoce el reto que representa combatir el desperdicio de agua, especialmente en zonas donde la infraestructura tiene más de un siglo de antigüedad.